viernes, 16 de julio de 2010

Cañonero 16



12-7-2010 South Luangwa-Petauke

Cambiamos de idea. En el rutometro teníamos previsto volver a Chipata para, desde allí, dirigirnos a Lusaka, pero había una pista que es impracticable en época de lluvias. Ahora estando todo seco nos aseguraron que aunque lenta se podía pasar y puesto que este año prácticamente no vamos a oler pista nos apeteció más ir por esta ruta. En el Crok nos aseguraron que tardaríamos unas cuatro horas, al final fueron 9:30. Mereció la pena. La pista preciosa y variada, era como si te hubieran preparado un popurrí de caminos de cabra y paisajes diversos. Una parte con terreno arenoso, subidas y bajadas a ríos, ahora secos, pero donde habían desaparecido los puentes y había grandes pendientes de pedregal, pista estrecha, rodeada de vegetación cerrada, que recordaba a Zaire, tramos suaves y tramos con una tole ondule horrorosa. Un laberinto de senderos, cada vez que encontrábamos a alguien debíamos asegurarnos de que seguíamos la ruta adecuada.
Durante muchos Kms nos estuvieron torturando los mordiscos de una especie de mosca, pensábamos que era Tse-tse pero no es seguro que fueran esas. Eran rapidísimas y difíciles de matar. A Pepíto le mordían siempre en la coronilla y entre los tortazos que se daba para matarlas y las collejas que se da cada vez que se sienta en el coche con las llaves en el bolsillo, le van a quedar al final del viaje cuatro o cinco neuronas.
Los primeros 60 Kms de los 170 que era el recorrido total, eran dentro de Parque Nacional y pudimos ver unos cuantos animales. Después empezamos a atravesar poblados con sus huertos y sus rebaños de cabras, vacas y también cerdos. Los niños salían a nuestro paso saludándonos y pidiéndonos algún regalo. Aunque es una zona remota, llegamos a la conclusión de que era muy visitada por overlanders. Un rato en el que íbamos por la pista muy cerrada por la vegetación, el cañizo que atravesábamos nos golpeó a Luis y a mi entrando el ramaje al coche y de pronto empezamos a sentir unos picores tan intensos que no podíamos parar de rascarnos y chillar. Paramos el coche y comenzamos los dos desesperados a quitarnos la ropa y a ducharnos con botellas de agua mineral, los brazos al rojo vivo, pero también nos picaba la cara, el cuello, las piernas, cuando se tranquilizaba una zona empezaba a picar con más fuerza la siguiente. Aprovechando la parada y sin hacernos el más mínimo caso, salvo para reírse de nosotros, Pepe aprovechó para hacer pis y lo mismo hizo Sofi, y como por arte de magia aparecieron tres chicos que se quedaron a cuadros viendo el panorama.
Cuando ya pensábamos que se nos haría de noche, la pista milagrosamente mejoró los últimos 50 Km. (nuestra media estaba siendo de 15 Km/hora) y pudimos llegar con luz a Petauke.
Según dice Pepito, esta pista es exclusivamente para todo-terrenos. La conducción es realmente complicada con pasos de ríos secos que exigen meter la tracción a las cuatro ruedas y la reductora. En algunos casos tuvimos que bajarnos del coche para negociar un determinado paso. Otros momentos delicados fueron en la parte final de la pista chunga donde había que superar una especie de rampa inclinada con escalones de piedra de casi medio metro de altura. Para los que les guste la conducción 4x4 lenta y técnica, esta pista es un paraíso.
Dormimos en una especie de motel hortera, donde nos dejaron acampar y donde la recepcionista se insinúo a Pepito. Un par de camareros le tiraron los tejos a Chof. Cenamos y nos fuimos a dormir agotados.

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