viernes, 30 de julio de 2010

Cañonero 26















21-7-2010 Maun-Popa Falks (Namibia)

Gestiones varias antes de salir de viaje. Pepe tuvo que volver a colocar la rueda de repuesto que quitó para visitar el parque Moremi. Cuando va colocada en su sitio, en la parte baja del coche, toca con el suelo al pasar por sitios complicados. Conocimos otra zona de Maun con centros comerciales y muchas tiendas pero con cero glamour.

Javi y Luis se compraron unas camisetas del equipo de fútbol de Bostbwana.

Sobre las 10,30 nos pusimos en marcha, cortes por agua, un puente inutilizado y desvíos. Ha debido llover mucho porque además se veían los terrenos encharcados. Algunos poblados muy feos color ceniza.

Control de plagas, siempre despistamos a los funcionarios. Se acercan a la ventanilla del copiloto para pedir papeles, normalmente se dan cuenta rápidamente de que es un coche europeo con el volante a la izquierda pero en esta ocasión me pidió el permiso de conducir y yo le dí el de Pepe después de mirarlo detenidamente me dice ¿y el suyo? "Yo no voy conduciendo" contesto, entonces se fija y le dió tanta risa su confusión que nos permitió seguir sin más trámites.

Al acercarnos a la frontera, los poblados más bonitos, vallados con empalizadas de paja muy curiosas.

Tanto la frontera de Botswana como la de Namibia, sencillas y rápidas. Da gusto, lo único, que en esta última tuvimos que pagar un impuesto de circulación y sólo aceptaban dólares namibios o rands sudafricanos. Menos mal que teníamos, previsión de Pepe, porque el primer pueblo con banco estaba a unos 30 Km.

En principio pensábamos pasar esa noche en las Tsodillo Hills, pero Miguel (español viviendo en Sudáfrica) nos dijo que lo habían destrozado y nos recomendó seguir hasta las Popa Falls. Costó llegar hasta allí, pasamos por la carcel, llena de presos estresados que nos saludaban apoyados en sus azadones, pero al final mereció la pena. Es un campamento comunal llevado por bosquimanos. En la recepción aparecieron, casi arrastrándose, dos mujeres con los bebes colgados a la espalda y con grandes esfuerzos conseguimos inscribirnos. Estaban tan estresadas como los presos. ¡Al borde del infarto!

Solo cuatro zonas de acampada individuales. Campamento muy bien montado. Todo muy rústico, sin luz, el agua caliente con una caldera de leña, el sitio precioso, a orillas del río Okavango.

Tuvimos el primer mosqueo del viaje. Como es normal, tanto tiempo juntos metidos en el coche, satura, y Javi y yo discutimos.

Freímos huevos y nos comimos una de las bolsas de lomo que traíamos de Madrid delante de un buen fuego.

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