jueves, 8 de julio de 2010

Cañonero 5








3-7-2010 Dar Es Salaam/ Mikumi

Madrugamos y estábamos en la ciudad temprano. Aprovechamos para comprar un nuevo adaptador para la radio y poder escuchar la música que traemos en pen drives y en los Mp3 . El día anterior se estropeó (es un transmisor de FM, un artilugio ortopédico tan barato como malo) y se echa mucho de menos la música.

Paseamos por el centro, la construcción nos recordó a Zanzíbar y a Mombasa. Pepito recordaba las vistas desde el hotel Kilimanjaro hoy en día muy modernizado y a todo lujo. Nos permitieron subir a la terraza. Allí se encuentra el bar, que a la sazón estaba cerrado. En ese lugar se celebró el acontecimiento futbolero de la noche anterior y parecía que había pasado un ciclón, pero pudimos observar las magnificas vista y hacernos una idea de la ciudad. Salimos rápidamente de Dar por el miedo a pillar un atasco como el del día anterior.

Nos dirigíamos hacia Mikumi, pasamos por Morogoro, una ciudad muy animada rodeada de montañas suaves y muy verdes. A pleno pulmón Pepito y Javi cantan el himno del Atléti de Sabina dedicado expresamente a Gabri López. La carretera, al alejarse de Dar, mucho más llevadera, menos tráfico, pero al llegar a Mikumi (parque nacional) todavía se nota más. La vía atraviesa el parque, y si solo vas de pasada, no hay que pagar. Pensábamos que no veríamos animales apenas, pero nos equivocábamos. Los laterales de la ruta están quemados y llegamos a la conclusión de que lo hacen los mismos Rangers, en parte para que los animales no se acerquen y así protegerlos del tráfico. La verdad es que aunque hay una limitación de velocidad 70 Km/h de día y 50 de noche, tanto coches como camiones pasaban a más de 100. Aún así pudimos ver gacelas, impalas, babuinos, elefantes, cebras, jirafas…y muy cerca, para gran satisfacción sobre todo de Luisito. Después de atravesar los 50 Km. de parque llegamos al pueblo de Mikumi y nos alojamos en el camping "Tan-Suisse" (Esposa tanzana, marido suizo). Se notaba la mano de un helvético por allí. Todo impecable, y lo más importante para los cuatro Yanes, había una tele donde ver el partido de España. Cuando llegamos, había una gran expectación, sobre todo de “guiris” viendo el partido anterior, el de Alemania contra Argentina. No cenamos muy bien y fue caro. Sofi y yo nos acostamos pronto. Los tres restantes se quedaron a ver el fútbol más solos que la una y pasando un frío de bigote, pero aunque helados se fueron a la cama muy satisfechos con la victoria de España sobre Paraguay.

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