viernes, 16 de julio de 2010

Cañonero 12


9-7-2010 Lilongwe-Chipata

A las 7:30 ya estábamos Luis, Chof y yo comprando. En dos horas y media habíamos gastado un montón de pasta, acabamos haciéndonos amigos del cajero y de la guardiana del Standard Bank. En honor a la verdad somos poco comprones y esto era una excepción porque es un sitio donde la artesanía esta muy bien y no es cara y sobre todo habíamos tomado la decisión de comprar para Mangola y enviarlo por correo. Como dice Pepito, nos volvimos locos. A las diez habíamos terminado, totalmente aturdidos los tres, y nos fuimos a esperar al resto en el restaurante del Kiboko hotel, es un sitio muy acogedor y donde tuvieron una paciencia inmensa con nosotros. Desplegamos todas las compras para apuntar y comprobar todo lo que habíamos comprado y sus precios. Nos hicimos con un gran cesto donde colocamos todo. Uno de los camareros incluso nos ayudo a atarlo y a trasladarlo hasta correos. Pesaba 23 Kg. Por tanto un dineral en portes, hay que sumarle el 50 % al precio de coste para pagar el transporte. Aún así creo que ha merecido la pena. Por fin aparecieron Pepito y Javi. Pepito con una frustración de esas que solo puedes conseguir en África, y además rabioso consigo mismo. Se había prometido llevar el coche a ajustar si encontraba un taller de garantía, con un mecánico de absoluta confianza, a ser posible blanco o indio y al final acabo llevándole al huerto un africano con un taller de pena, pero, eso si, con una labia de campeonato. Cuando el día anterior llego al taller y dijo: “estoy buscando un especialista en bombas de inyección diesel” a lo que él respondió: “ ¡yo soy el hombre que estas buscando! y le aseguró que ese motor lo conocía de memoria y que sabía cual era el problema y en una hora estaba solventado. Por supuesto a las cinco horas el coche tenía la mitad de potencia, echaba más humo y más negro que antes, se calaba al ralentí, etc. Pepito le dijo "me has dejado el coche como estaba. No te pago nada". El hombre puso cara de resignación. Pepe se dejó conmover y le dio una propina de unos 5 Euros.
Al final, en el jardín del Kiboko, se pusieron Pepito y Javi a hacerle la puesta a punto y consiguieron al menos dejarlo como antes.
Sobre las 3.30 salimos hacia la frontera. Salvo por los pesados de los cambistas, que intentaron timarnos pero que no lo consiguieron, todo fue a pedir de boca, terminamos rápido y seguimos hacia Chipata. Allí fuimos a "Mama Rulas", un camping regido por sudafricanos al que van todos los overlanders, pero para nuestro gusto, aunque el sitio era muy bonito, sobraba gente. Había un montón de sudafricanos, a los que les encanta hacer camping y llevan unos montajes tremendos. Son fanáticos de las barbacoas y se pasan el día con el fuego y las salchichas. Estábamos cansadísimos, pero tuvimos que esperar hora y pico para cenar algo en el restaurante, el presidente estaba allí ese día y en la cocina andaban todos como locos. Mientras esperamos, echamos un mus (sin baraja española, que no tenemos), nos ganaron Javi y Luis a Sofi y a mí. Pepito trasteando con el GPS, que a base de toquecitos va respondiendo. Por fin, nos metimos en la cama, muertos de cansancio. Esto de estar de vacaciones es realmente agotador.

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