jueves, 26 de agosto de 2010

Cañonero 56







18-8-2010 Vereeniging-Kruger

Pensábamos madrugar para llegar al Kruger National Park a buena hora, pero al final nos dormimos y salimos sobre las siete.
La tarde anterior preparamos Javi y yo la ruta con el GPS, para bordear Joburg, pero nos perdimos por mala señalización. Además la autopista estaba en obras, con grandes atascos lo que nos hizo perder bastante tiempo. Nos preguntamos si estaría la carretera así durante el mundial; es la autopista del aeropuerto.
Pasamos las horas de coche haciendo dibujitos (Sofi y yo), cantando, viendo el Ipod de Luis, jugando al trivial (con el mismo aparato).
Hace tiempo que cedo mi asiento a Luis. Sofi y Javi prefieren ir atrás.
Sofi me hace peinados y me habla en gallego y venezolano, me encanta. Pero no os equivoquéis, tantas horas de coche todos juntos hace que estemos todos hasta el gorro los unos de los otros, sobre todo Luis y Javi de mi y yo de ellos.
Aquí queman la hierba de los arcenes; el ambiente esta cargado con el humo y no se distingue el cielo.
El coche va aguantando sin ventilador, Pepito se desespera porque cada día hay algo nuevo que suena mal y da la sensación de que en cualquier momento el vehículo se va a desintegrar en mil pedazos como en una película de dibujos animados.
Campos de cereales y huertos de naranjos.
Aquí parece que es legal conducir en el arcén para facilitar los adelantamientos.
En Nelspruit Pepito llevó el coche a un taller a revisar la valvulina de la caja de cambios porque había empezado a sonar a grillos. Le añadieron algo, pero el ruido siguió igual. A partir de ahora sólo se podía circular en cuarta, que era la única velocidad que no sonaba. La quinta marcha, olvidada.
Cuando cerca de las seis de la tarde llegamos al parque nos llevamos la sorpresa de que estaba todo ocupado y que teníamos que haber reservado, cosa que nos habíamos planteado pero descartamos pensando que tal y como estaba todo (de vacío; es temporada baja), no habría problemas. Además estaba lo del coche. Vivimos pendientes de un hilo esperando en cualquier momento que nos deje tirados.
Después de un rato nos dieron plaza en un campsite del Parque. Los precios son mucho más baratos que en Kenia o Tanzania y es increíble el montaje que tienen. Duchas y hasta bañeras con agua caliente, todo limpio y bien mantenido. Tienda, restaurante, lavandería… eso si, pierde mucha gracia porque está todo vallado y electrificado. Salvo las gacelas que hay en el interior del recinto, no se puede colar ningún animal, es mejor en Masai Mara donde bajamos al río a por agua y allí estaban los búfalos bebiendo. Lo que ya no está tan bien es el dineral que te cobran por ello.
Por supuesto braai (barbacoa) de cena, aquí todo el mundo se prepara la carne y tienes parrillas por todos lados .

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