25-8-2010 Johannesburg-Cairo-Madrid
Pasamos la mañana en Soweto, nos llevó Captain y fuimos a ver el museo del apartheid que, más que nada, es un museo dedicado a Mandela. También el estadio de fútbol que por supuesto maravilló a Javi.
Soweto no me sorprendió demasiado. Salvo una zona pequeña de chabolas, el resto era mucho mejor que cualquier extraradio de cualquier otra ciudad africana. Javi quería hacer una última compra y fuimos a un par de centros comerciales, uno inmenso en el mismo Soweto. Mientras esperaba a que miraran las tiendas se me enrollaron cuatro o cinco chavales que estaban trabajando, vendiendo no sé qué servicios. Mostraron mucha curiosidad por nosotros y nos preguntaron infinidad de cosas. La gente con la que topamos en las tiendas también muy simpática. Nos sirvió para hacernos una idea de cómo era la zona y sobre todo para seguir intercambiando información con Morgan. Hablamos de política. En su opinión las cosas no están mal, el asesinato de un granjero blanco -suceso que tuvo mucho eco en los medios de comunicación poco antes del Mundial- fue perpetrado por dos incontrolados que han sido juzgados y encarcelados y, por su lado, nos habló de la represalia por parte de los boers. En resumidas cuentas, otra visión totalmente distinta a la de Rehtt. Era optimista y consideraba que las cosas, aunque con dificultades, iban progresando. Comimos en un restaurante que en su momento era para locales, pero ahora sus clientes habituales son blancos. La comida estuvo bien. Un músico la amenizó. Javi y Sofi estaban encantados. La tarde la pasamos con el ordenador y jugando varias partidas de billar con Javi. Por supuesto no gané ni una. Todo llegará.
Pasamos la mañana en Soweto, nos llevó Captain y fuimos a ver el museo del apartheid que, más que nada, es un museo dedicado a Mandela. También el estadio de fútbol que por supuesto maravilló a Javi.
Soweto no me sorprendió demasiado. Salvo una zona pequeña de chabolas, el resto era mucho mejor que cualquier extraradio de cualquier otra ciudad africana. Javi quería hacer una última compra y fuimos a un par de centros comerciales, uno inmenso en el mismo Soweto. Mientras esperaba a que miraran las tiendas se me enrollaron cuatro o cinco chavales que estaban trabajando, vendiendo no sé qué servicios. Mostraron mucha curiosidad por nosotros y nos preguntaron infinidad de cosas. La gente con la que topamos en las tiendas también muy simpática. Nos sirvió para hacernos una idea de cómo era la zona y sobre todo para seguir intercambiando información con Morgan. Hablamos de política. En su opinión las cosas no están mal, el asesinato de un granjero blanco -suceso que tuvo mucho eco en los medios de comunicación poco antes del Mundial- fue perpetrado por dos incontrolados que han sido juzgados y encarcelados y, por su lado, nos habló de la represalia por parte de los boers. En resumidas cuentas, otra visión totalmente distinta a la de Rehtt. Era optimista y consideraba que las cosas, aunque con dificultades, iban progresando. Comimos en un restaurante que en su momento era para locales, pero ahora sus clientes habituales son blancos. La comida estuvo bien. Un músico la amenizó. Javi y Sofi estaban encantados. La tarde la pasamos con el ordenador y jugando varias partidas de billar con Javi. Por supuesto no gané ni una. Todo llegará.
Este era el final de un viaje que había sido aún mejor de lo que esperábamos y que no olvidaremos ninguno de los cinco.
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